A pesar de ser el año en que más tiempo hemos tenido por las restricciones, ha sido el año en que más alejada he estado de mis redes sociales y del blog. Ahora que lo pienso, tal vez ha sido un mecanismo inconsciente para no atiborrarme de noticias negativas que son las que más han abundado. Esto no me ha pasado solo a mí, otros compañeros del blog y de redes me han comentado lo mismo, a muchos se les ha hecho muy difícil encontrar la inspiración, han tardado meses para volver a escribir o publicar una nueva entrada, otros aún no lo logran. He tenido días en que hasta darle un pie de foto se me ha hecho imposible, terminando por no publicar nada. Por meses pase de un viernes de copas, a un viernes de estudio, es que algunos buscamos cualquier forma de mantenernos ocupados durante este tiempo. Mientras que para otros, los días de sofá se convirtieron en meses. Definitivamente el año nos ha robado las ganas de mucho, por no decir de todo. Cómo encontrar la inspiración en las calles vacías, con los vuelos en pausas, sin las reuniones con amigos, sin los paseos de playa, sin la música en vivo. Muchos planes quedaron en la nada y allí se fue esa inspiración.
Aunque lo peor es que no tiene cuando acabar, cuando pensamos que estábamos aprendiendo a convivir con la situación, en la “nueva normalidad”, llega el temido rebrote. Lo que mejor queda es tratar de invertir el tiempo en esos proyectos abandonados, aprovechar los detalles a nuestro alrededor, tal vez en alguna esquina o en la nada esta la inspiración que necesitamos.